Montemariana es una casa abierta a quienes buscan comprender, conservar y celebrar la riqueza cultural de San Jacinto. Es un viaje hacia la raíz, una conversación con las abuelas, con las manos artesanas y el legado de un pueblo. Un gesto de cariño, memoria y responsabilidad cultural.

Escucha las voces

Escuchar es un acto de respeto. Aquí hablan las sabedoras, los músicos, las tejedoras y quienes han sido memoria viva de San Jacinto.

Entrevista

Moisés Angulo | MUHCA

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En el caso de San Jacinto, hay un antecedente muy importante por las características históricas e inclusive prehistóricas de San Jacinto, ¿no? Eso nos permitió conocer que, por ejemplo, hubo asentamientos indígenas, pédios pánicos de mucha antigüedad y cuyo conocimiento les permite a ello establecer el origen de muchas de estas creaciones culturales, ¿no?Que se manifiestan que, en este caso, por un lado, sobre todo en los tejidos, tanto en las amacas como en los propios romperos, ¿no? Por eso tiene su origen por allá. Por fortuna, en los últimos, por lo menos, 20 o 30 años, se ha logrado hacer una recuperación de esa memoria fundamental y particularmente por las excavaciones arqueológicas que se han hecho en toda la zona y que han permitido establecer todos los asentamientos que se fueron haciendo por la zona, por ahí lo atravesaron varias culturas, pero en el caso de San Jacinto era como una especie de corredor cultural que conectaba, digamos a poblaciones más cercanas acá a la costa con otras, más al interior de la provincia. Por otro lado, ya en el proceso de dominación española hubo la presencia cercana de algunos palenques que eran los poblados que formaban los clavos escapados del dominio y que en el 17 llegaron a ser más de 20, casi 25 palenques de esos y algunos de esos palenques se establecieron cerca y en el área de San Jacinto del cual existen vestigios, voy a decir de lo que fueron los antiguos palenques que existen todavía vestigios hoy.Entonces todo este preámbulo es para decirte que San Jacinto es probablemente una de las poblaciones que mejor representan todo ese gran encuentro, ese gran pasado cultural prequánico, por supuesto la presencia española con toda su frejia urbana porque ellos hicieron los trazados de los pueblos cultural por las ideas, por la fe católica, pero luego también la presencia muy idiosa de la herencia africana que es tan fundamental. Así que por todas esas razones juntas San Jacinto es una especie de grisol no, de punto de encuentro, de una población que nos permite a nosotros conocer y profundizar mucho del conocimiento de todas esas culturas, pero también de ese presente que hay ahora y esa riqueza cultural que tiene San Jacinto pues estás debidamente sustentada entonces pasado prequánico que no es común para otros pueblos, otros pueblos que no tienen esa gran riqueza que sí la tienen ahora bien a lo largo del tiempo desafortunadamente por la propia desatención del estado es pues no se lograron articular en otras épocas, no, por decir algo de lo que corrió del siglo veinte, por decir algo, acciones que pudieran garantizar la recuperación de esa memoria y su adopción, digamos, ya de manera más clara, ¿no? Y eso hizo que muchas de estas manifestaciones que se conservan ancestralmente, pero que no fueran lo suficientemente generalizadas con toda la posaciones y se conservan, pero buena parte de los sanacinteros no tienen todavía la talima conciencia de valores, actos que tienen estas cosas, lo cual significa que hay que seguir insistiendo en el conocimiento y la divulgación, estas cosas.Ahora bien, por fortuna, en fechas recientes, pues ya con todo este digamos, esta nueva onda de las apuestas sociales, económicas, sobre todo con la posibilidad de que existan los llamados emprendimientos y hasta de la misma, del mismo apoyo del Estado que las redes de distintos órganos abren la posibilidad de desarrollar proyectos comunitarios, sociales, entornos, este patrimonio cultural, creo que ha habido una recuperación bien interesante, en el caso de San Jacinto, pero creo que todavía se falta seguir insistiendo y seguir haciendo todo lo posible porque continúe ese rescato de la memoria, porque esa memoria también se siga poniendo en valor. En San Jacinto hay un sitio que es bien interesante porque el que recoge todo esto, que es museo de San Jacinto, además tiene una característica muy especial y es que es un museo comunitario, es decir, construido por la propia comunidad a la que después, de manera tímida, en otras acciones más, en otras acciones menos, el Estado a través de los distintos órganos, ya no es la alcaldía, ya no es el Ministerio de Cultura, ya no es el Banco de la República que se había participado allí, ha ido entreteniendo el museo, pero sin duda el museo es como el centro de esa memoria, el que mejor explica eso y el que creo que está llamado para estar en el centro de toda esta actividad, decir en todos los procesos de desarrollo de esas comunidades, llámense planes de desarrollo, planes de ordenamiento, no solamente el propio San Jacinto sino también a otro nivel, no, planes de desarrollo departamentales e inclusive el propio plan de desarrollo nacional.Yo esa parte no la he leído cómo está vinculada, pero yo supongo que desde el gobierno nacional también hay bastante claridad sobre eso y que hay muchos canales para incentivar y para desarrollar esto. Pues yo lo que pienso es que, es casi un sueño, es casi una utopía, es casi un más un deseo que las posibilidades reales de que estas cosas puedan desarrollarse. Pero lo que debería operar, lo que debería tratar de concretarse, desarrollar es una especie de alianza.Teniendo como ejemplo, digamos lo público, la administración pública, es decir, lo oficial. Llamése alcaldía, o llamése secretaría de turismo, o secretaría de cultura, como se quiera llamar. Que sirva como plataforma de convocatoria a los distintos actores. Y que todo esto desemboque o genere una, digamos, un gran pacto, un gran compromiso entre todos los actores de la ciudad, de esa población. Y hay que participar en todas las comunidades, los gremios, es decir, los protagonistas del quehacer económico, comerciales, los industriales. Y en un gran pacto que permita que, a través de un proceso, sobre todo pedagógico, primero que todo, no, estas cosas sean divulgadas lo suficiente. Desde las propias aulas escolares hasta las propias casas. Por fortuna, ahora hay todos estos medios digitales que permiten que estas cosas sean más posibles. en este caso por donde arrancar pues necesariamente eso tiene que arrancar así la comunidad está interesada hacia ya un esfuerzo así la comunidad sea digamos de mucha iniciativa si no hay el sustento del apoyo el soporte digamos y la presencia de lo oficial es muy difícil lo oficial es que tiene que ser la convocatoria y en ese caso los creadores los gestores les toca entonces la tarea de convencer a los políticos para que se embarquen en esto noes como poco a poco me voy a avanzar y así es como avanzador. Hoy es un modelo, no solamente en esta región sino es un modelo nacional, es la experiencia de San Jacinto, en ese museo es reconocida como uno de los ejemplos más significativos que hay de la participación de la comunidad, de un museo comunitario.Siempre que se habla de museos comunitarios, por lo que se habla de eso, ahora se comienza a hablar del otro que es el de – –, que es más reciente, pero sí, mientras la pueden haber mucha grupo colectivo, creadores, que de manera individual la apoyan y producen, ofrendan su trabajo, pero es esencial que la administración pública, en este caso sea la que convoque, la que llame, la que articule todos los procesos para eso. Yo desde afuera, ¿no? sin ser especialista en finanzas, que veo que las riquezas culturales de San Jacinto es tan grande, que si se logran organizar estas cosas, creo que eso ayudaría mucho a resolver problemas esenciales de la propia comunidad, es que no han podido resolver a lo largo de muchos años y a veces, hasta más de años, si no siglos. Es como estar sentados frente a una mina y no saber qué hacer con eso. Para mí, San Jacinto es realmente una mina, es uno de los espacios históricos y culturales muy importantes en todo el Caribe colombiano.

Entrevista

Moisés Angulo | MUHCA

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En el caso de San Jacinto, hay un antecedente muy importante por las características históricas e inclusive prehistóricas de San Jacinto, ¿no? Eso nos permitió conocer que, por ejemplo, hubo asentamientos indígenas, pédios pánicos de mucha antigüedad y cuyo conocimiento les permite a ello establecer el origen de muchas de estas creaciones culturales, ¿no?Que se manifiestan que, en este caso, por un lado, sobre todo en los tejidos, tanto en las amacas como en los propios romperos, ¿no? Por eso tiene su origen por allá. Por fortuna, en los últimos, por lo menos, 20 o 30 años, se ha logrado hacer una recuperación de esa memoria fundamental y particularmente por las excavaciones arqueológicas que se han hecho en toda la zona y que han permitido establecer todos los asentamientos que se fueron haciendo por la zona, por ahí lo atravesaron varias culturas, pero en el caso de San Jacinto era como una especie de corredor cultural que conectaba, digamos a poblaciones más cercanas acá a la costa con otras, más al interior de la provincia. Por otro lado, ya en el proceso de dominación española hubo la presencia cercana de algunos palenques que eran los poblados que formaban los clavos escapados del dominio y que en el 17 llegaron a ser más de 20, casi 25 palenques de esos y algunos de esos palenques se establecieron cerca y en el área de San Jacinto del cual existen vestigios, voy a decir de lo que fueron los antiguos palenques que existen todavía vestigios hoy.Entonces todo este preámbulo es para decirte que San Jacinto es probablemente una de las poblaciones que mejor representan todo ese gran encuentro, ese gran pasado cultural prequánico, por supuesto la presencia española con toda su frejia urbana porque ellos hicieron los trazados de los pueblos cultural por las ideas, por la fe católica, pero luego también la presencia muy idiosa de la herencia africana que es tan fundamental. Así que por todas esas razones juntas San Jacinto es una especie de grisol no, de punto de encuentro, de una población que nos permite a nosotros conocer y profundizar mucho del conocimiento de todas esas culturas, pero también de ese presente que hay ahora y esa riqueza cultural que tiene San Jacinto pues estás debidamente sustentada entonces pasado prequánico que no es común para otros pueblos, otros pueblos que no tienen esa gran riqueza que sí la tienen ahora bien a lo largo del tiempo desafortunadamente por la propia desatención del estado es pues no se lograron articular en otras épocas, no, por decir algo de lo que corrió del siglo veinte, por decir algo, acciones que pudieran garantizar la recuperación de esa memoria y su adopción, digamos, ya de manera más clara, ¿no? Y eso hizo que muchas de estas manifestaciones que se conservan ancestralmente, pero que no fueran lo suficientemente generalizadas con toda la posaciones y se conservan, pero buena parte de los sanacinteros no tienen todavía la talima conciencia de valores, actos que tienen estas cosas, lo cual significa que hay que seguir insistiendo en el conocimiento y la divulgación, estas cosas.Ahora bien, por fortuna, en fechas recientes, pues ya con todo este digamos, esta nueva onda de las apuestas sociales, económicas, sobre todo con la posibilidad de que existan los llamados emprendimientos y hasta de la misma, del mismo apoyo del Estado que las redes de distintos órganos abren la posibilidad de desarrollar proyectos comunitarios, sociales, entornos, este patrimonio cultural, creo que ha habido una recuperación bien interesante, en el caso de San Jacinto, pero creo que todavía se falta seguir insistiendo y seguir haciendo todo lo posible porque continúe ese rescato de la memoria, porque esa memoria también se siga poniendo en valor. En San Jacinto hay un sitio que es bien interesante porque el que recoge todo esto, que es museo de San Jacinto, además tiene una característica muy especial y es que es un museo comunitario, es decir, construido por la propia comunidad a la que después, de manera tímida, en otras acciones más, en otras acciones menos, el Estado a través de los distintos órganos, ya no es la alcaldía, ya no es el Ministerio de Cultura, ya no es el Banco de la República que se había participado allí, ha ido entreteniendo el museo, pero sin duda el museo es como el centro de esa memoria, el que mejor explica eso y el que creo que está llamado para estar en el centro de toda esta actividad, decir en todos los procesos de desarrollo de esas comunidades, llámense planes de desarrollo, planes de ordenamiento, no solamente el propio San Jacinto sino también a otro nivel, no, planes de desarrollo departamentales e inclusive el propio plan de desarrollo nacional.Yo esa parte no la he leído cómo está vinculada, pero yo supongo que desde el gobierno nacional también hay bastante claridad sobre eso y que hay muchos canales para incentivar y para desarrollar esto. Pues yo lo que pienso es que, es casi un sueño, es casi una utopía, es casi un más un deseo que las posibilidades reales de que estas cosas puedan desarrollarse. Pero lo que debería operar, lo que debería tratar de concretarse, desarrollar es una especie de alianza.Teniendo como ejemplo, digamos lo público, la administración pública, es decir, lo oficial. Llamése alcaldía, o llamése secretaría de turismo, o secretaría de cultura, como se quiera llamar. Que sirva como plataforma de convocatoria a los distintos actores. Y que todo esto desemboque o genere una, digamos, un gran pacto, un gran compromiso entre todos los actores de la ciudad, de esa población. Y hay que participar en todas las comunidades, los gremios, es decir, los protagonistas del quehacer económico, comerciales, los industriales. Y en un gran pacto que permita que, a través de un proceso, sobre todo pedagógico, primero que todo, no, estas cosas sean divulgadas lo suficiente. Desde las propias aulas escolares hasta las propias casas. Por fortuna, ahora hay todos estos medios digitales que permiten que estas cosas sean más posibles. en este caso por donde arrancar pues necesariamente eso tiene que arrancar así la comunidad está interesada hacia ya un esfuerzo así la comunidad sea digamos de mucha iniciativa si no hay el sustento del apoyo el soporte digamos y la presencia de lo oficial es muy difícil lo oficial es que tiene que ser la convocatoria y en ese caso los creadores los gestores les toca entonces la tarea de convencer a los políticos para que se embarquen en esto noes como poco a poco me voy a avanzar y así es como avanzador. Hoy es un modelo, no solamente en esta región sino es un modelo nacional, es la experiencia de San Jacinto, en ese museo es reconocida como uno de los ejemplos más significativos que hay de la participación de la comunidad, de un museo comunitario.Siempre que se habla de museos comunitarios, por lo que se habla de eso, ahora se comienza a hablar del otro que es el de – –, que es más reciente, pero sí, mientras la pueden haber mucha grupo colectivo, creadores, que de manera individual la apoyan y producen, ofrendan su trabajo, pero es esencial que la administración pública, en este caso sea la que convoque, la que llame, la que articule todos los procesos para eso. Yo desde afuera, ¿no? sin ser especialista en finanzas, que veo que las riquezas culturales de San Jacinto es tan grande, que si se logran organizar estas cosas, creo que eso ayudaría mucho a resolver problemas esenciales de la propia comunidad, es que no han podido resolver a lo largo de muchos años y a veces, hasta más de años, si no siglos. Es como estar sentados frente a una mina y no saber qué hacer con eso. Para mí, San Jacinto es realmente una mina, es uno de los espacios históricos y culturales muy importantes en todo el Caribe colombiano.

Entrevista

Olivia Carmona | Tejedora

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Empecemos por lo primero. Por lo primero, por el comienzo. Listo. Bueno, como la artesanía de San Jacinto es tradición, netamente tradicional, vienen de nuestros ancestros, los indígenas en Ue. Nos dejaron ese gran legado y hermoso legado cultural. Ellos eran una comunidad muy grande y se dividieron entre grandes, casi cascos, saludos para ser muy centrales. Agricultura, pesca y tejeduría. Nosotros tuvimos la dicha de que nos quedó la tejeduría. Que viene de Morroa y San Jacinto. Morroa también hay un pueblito que es San Luis, porque hay su origina, porque ahí fue que se ubicaron primero los indígenas, y después, cuando ya se fundan San Jacinto, fueron trasladados. Ellos se iban, no son nómanas, ellos se iban, volvían y los traían. Para poderlo distinguir, le cortaron el cabello, para cuando se escapaban. Esto es que los indios todos se parecen. Este es el principio de la historia. De ahí la casica comienza a ser manta, porque se cultivaba por territorio, se cultivaba directamente el algodón. Entonces traían el algodón, le hacían todo el proceso de limpieza, tenían unos hoso y los hidaban, y de ahí sacaban el hilo, y hacían mantas. Esas mantas las utilizaban solamente para la casica. Si se morían, las enterraban en vueltas y eso debe ser el funeral. Bueno, ya más tarde comenzó a avanzar, los indígenas comenzaron, pero quedó la cultura y San Jacinto. Primero morró hacia poder ver la cultura y después San Jacinto también sigue con la tradición del tejido en telar vertical. Y ya eso viene de generación en generación, o sea de nuestro abuelo, y no lo van transmitiendo y transmitiendo y transmitiendo. Anteriormente, casi todas las casas, si habían cinco mujeres, tenían que haber cinco telares, porque apenas uno iba creciendo, primero le enseñaban a las pajitas, y más tarde ya se hacía una telita más grande, una camalquita pequeña. Desde muy niña, porque nosotros nos levantamos viendo tejer, y entonces uno se entrequiera. Antes no había esa tecnología, entonces lo único era jugar con muñecas, y con las muñecas, acostarlas en amaca, que es una vida muy hermosa, esa infancia que tuvimos, al menos yo que la viví. Y entonces nos poníamos a aneciar, yo digo que aneciar en palabras mía, porque las casas eran de vareque, las casas de San Jacinto eran de vareque, y siempre cuando hacían las paredes, como eran con latas de coroso, siempre quedaban unas punticas así afuera de la pared, entonces nosotros cogíamos los siglos, y comenzábamos, y que hacía la equi, o sea, hacer esa traba, nada más, porque nada más quedaban dos palos, y nosotros comenzábamos ahí, y esta es una raca ahí, ese eran los juegos. Cuando ya uno tenía cinco, seis años, ya entonces la tía, la abuela, o la mamá, ella va la maquita, y uno veía, y la fajita, una fajita así, y uno comenzaba a tejer, no la hacía perfecta, de una, pero ahí fue, ahí fue, ahí fue mejorando. Cuando ya, ya tuve, póngale ocho, nueve años, diez, ya yo hacía amaquitas pequeñas, yo la salí a vender al sector labariante, con mis compañeras de barrio, yo no vivía aquí, sino en el otro barrio, y tejíamos todas, cada uno en su casa, y vamos a venderle a la maquita, vamos a venderle a la maquita, el abuelo nosotros le hacía las cabecitas, y a la maquita también se ha empezado. íbamos a vender a Zamaquita. Lo que vendíamos a Iramaquita y la Faja, comprábamos el hilo, y lo que nos quedaba era para los lápiz, que no existía el cuaderno, que llevaba plata en colegio, o para hacer. Antes uno no comía merienda, no sabía qué cosa era eso, pero si en el colegio lo enseñaban a hacer una alcancía, porque viene el día de la madre, entonces uno le metía a la profesora, de qué lo sacamos, de lo que nosotros hacíamos y vendíamos. Y si nos faltaba más, ahí estávamos, papá. Así empezamos. Cuando ya yo tuve 12, 13 años, ya mi tía, entonces me echó una mata. Y me dijo, bueno, tienes una mata para que la te hagas, porque ya tú sabes, ya te jio. Así como se te deja la faa, y ella me indica. Y yo ahí me demoré un buen tiempo porque yo estudiaba, entonces era en los raticos que tenía libre, porque estudiaba, hacía las tareas en la noche y cuando venía del colegio cogía la paleta, pero mi primera marca la empecé de 12 años. Y ya, bueno, a mí me gustó, porque eso también me gustó, porque quedan muchas personas que no le gustan la tejeduría. Entonces, como a mí me gustó, entonces yo seguí, yo seguí, yo seguí. Terminé mi estudio. Ah, entonces no quise estudiar bachillerato. O termine la primaria, no quise estudiar bachillerato. Pero aquí había un colegio de monja y yo dije que yo era perpolitécnico en las monjas, porque a mí me gustaba lo que era manualidad. Ahí ponía uno a abordarse. Entonces, ahí termine mi tercero de politécnico, que no llegaba hasta tercero y termine. Me llevaron mis papás para barranquilla, duré un tiempo allá. Y que me trabajaba, no me acomodé, no me gustó. Me les vine, porque nosotros no creamos más con mi abuela, porque ellos trabajaban para el Atlántico, nosotros aquí estoy. Me vine y ya comencé mi... ¿A teje? ¿A teje? Me enamoré. Nos casamos, me casé desde 18 años. Tuve mi familia. Estando en eso siempre me gustaba escuchar y las reuniones que hacían las artesanas, para que vengan las artesanas que se reunían, para mejorar, para mejorar, porque siempre la artesanía la pagaba muy barata. Entonces, cuando a mí me mandaba mi abuelita a comprar café, yo me quedaba en las casas donde había reunido por el bar, porque la hacían el bar. Yo yo voy a ver qué. Y a mí me gustó y me gustó y me gustó. Después, bueno, yo empecé trabajando en grupo, artesanas de Colombia, traía hilos, tenía la casa en la variante artesanas de Colombia, ella traía hilos, mandaba a Buscato y que toda la comunidad de San Jacinto que quería trabajar. Y yo siendo muy joven, yo me iba. Y yo pedía, pero como era menor de edad y daban carne, entonces personas mayores me acogían y me daban hilos. Yo traía, le traía a mi mamá, mi hermana y yo y pegíamos, y pegíamos, y pegíamos, y llevábamos. De ahí me fue estando estar en la organización. Después de eso, como ya me conocía desde San Jacinto de Colombia, aquí en el Instituto Técnico Vocacional abrieron la modalidad de artesanía. Entonces, a nosotros nos nombraron cuatro personas, cuatro maestras artesanas para dictar clases en el Instituto. Y ahí duramos como dos años y nos pagaba Artesanías de Colombia. Más tarde, al de San Jacinto de Colombia, dijo que ya iba a dejar de pagarnos para que nos cogiera el mismo colegio. Para pagarnos artesanías de Colombia, tenía que ser por medio de una organización, no a nivel personal. Entonces, estando ya en el vocacional, nos dijeron que nos teníamos que entrar a una organización. Entonces conseguimos la organización que es la Cooperativa Artesana de San Jacinto, fuimos, nos imprimimos, dimos nuestro aporte y nos quedamos ahí. De ahí, si os terminamos ya, nos retiramos de dar clases por motivos que se presentaron. Entonces nos quedamos ya todas esas personas que estamos dando clases, nos quedamos en la misma organización que es la cooperativa de artesanos y esas naciones. Ahí yo fui gerente, fui tesorera, cogí varios cargos administrativos. ¿Hizo de todo? Sí, me fui por la parte administrativa. Uno en cooperativa o en organizaciones se prepara mucho. Entonces ahí nos avanta ayeres y nos preparamos entonces con estabilidad y todo. Bueno, ahí hice toda mi vida, tuve mis hijos y todo eso. Y seguí, seguí ya de la cooperativa. Después, tan de la cooperativa conformamos un grupo más grande de artesanos, que fue la red de artesanos de la costa atlántica. Y ahí cogió guajira, chimichagua, azucre. O sea, invocamos mucho y hicimos una red de artesanos de la costa atlántica. Ahí estuve yo metida en eso. Ya después eso se acabó por motivo de no haber recurso porque las entidades como Alcaldía y eso no nos vayan. Y nunca nos han apoyado el sector. Nosotros trabajamos, seguimos trabajando y trabajando. Después, bueno, ya más tarde en el 2017 vino una convocatoria ya de gobierno para las comunidades que fueran tradicionales en cualquier arte. Entonces hacían unos talleres. Ahí nos escribimos siete muestras artesanas. Y de ahí, bueno, eso fue una cantidad de preguntas, cantidad de investigación, cantidad de preparación. Y hicieron como un sorteo por puntaje. Y que tuviera más puntaje. La ubicación que hubiera un terreno, que tuviéramos lo que llamamos los patios en las casas grandes. Y cerca de la ubicación, cerca del parque, bueno, hubieron muchas condiciones. Y gracias a Dios, yo salí favorecida. Uno que me favoreció la cercanía de estar, que tenía todo este lote, porque nosotros mamás teníamos la casita aquella. Dos piezas en el estado de Anivera para allá. Lo demás era un lote, entonces al ver el lote grande, esto todavía está allá. Entonces ahí salí favorecida como maestra artesana de ahí me gané el taller. Este taller lo empezaron a elaborar en el 2018, que ya yo salí favorecida. Yo salí favorecida un 17 de noviembre del 2017. Y en el 2018 comenzaron a construir. Me construyeron este primer. Entonces se hizo mucha publicidad en la comunidad para que vinieran jóvenes. Eso no es fácil, porque la juventud no quiere. Hay otras cosas, ya que eso es para nosotros los viejos, que ya hay otras, ¿por qué? Pero sí hay un motivo que yo le doy mucho la razón al joven, el malpago del tejido nuestro. Las que ganan no somos nosotras, las que hacemos. Quien que gana es el que la comercializa y a unos otros no las pagaba barata yo me acuerdo que Aquí el centro en la variante del puro sangacintero Y ya estar ahí que que me dirás es mentira ese puro sangacintero y ellos eran los que le venían como estaban en la variante Le venían a comprar el pueblo las amaca Pero si uno va a vender una maca ellos le decían te voy a dar tanto y te la apagó en el telado porque aquí la gente La señora por ejemplo mi tía y mi abuela ellos trabajaban en compañía cuando viene a la compañía de tabaco Entonces era una fuente de trabajo entonces ya dejaban de tejer y ganaban más ya cuando se acababa eso volvían a coger su hilo Y volvían entonces los compradores le decía este para que no me venda la maca yo te voy a pagar tanto se la pagaban por adelantado pero Anó al precio justo Entonces cuando ya no por ejemplo nosotros ya comenzamos a Mirar a sacar costo a dar eso Aquí están estafando yo entonces me voy a mi abuela y a mi tía le estafaron Entonces eso es la idea Que que van teniendo los jóvenes y todavía es el momento que aquí pagan la mano de obra Barata Bueno cuando ya viene el taller y ya comenzamos me del pío 12 me mandaban los alumnos Y ya comenzamos y ya yo a dialogar con ellos en acá no que mi casa te sigan pero yo no tejo por esto Por qué no te no porque eso lo paga muy rato mi mamá Dice que ya no gana nada que te quedas en cansancio yo le dije bueno pero Ya como ya yo estoy editando clases de tejeduría pero yo les decía pero es que hay que sacar costos Pero es que las señoras de antes no lo hacían porque no lo sabían para eso están aquí los jóvenes para ayudar no sea hay forma de motivación Yo digo el precio lo tiene que sacar uno si tú sacas costo tú tienes que saber cuánto te vas a ganar la mano de obra Y así es la forma de aumentar lo pero eso aquí en este pueblo no es fácil No es fácil porque la cultura está así entonces no uno de una tarea te voy a pagar tanto vez yo le digo ya le voy a pagar tanto no te ponen precios, no te voy a dar tantas. Es. Bueno, con el taller, el objetivo del taller es enseñar, pero aumentar, valorar el producto que tenemos, darle el valor real que tiene. Entonces, ¿qué tuvimos que hacer aquí? Como siempre toda persona que mira más allá. Entonces, ¿cómo te venía diciendo? Entonces, ya ahí viene todo este gran proceso. Entonces, yo le explico a los muchachos que vienen. Ese hizo una investigación de mercado, porque entonces hay que descansar. Entonces, comenzamos a investigar. Uno que ya está en organizaciones y todo sabe cómo son los precios, que tiene las organizaciones, pero sabe cómo son los precios que tiene la persona independiente. Entonces, ahí cuando llegamos, las personas independientes pagan súper barato, ¿cierto? Ya las organizaciones pagan un poquito más. Entonces, yo me baso en esa investigación de mercado, y cuando ya tengo el personal preparado y gente que quiere quedarse a tejer, porque la idea es que aquí teje a la gente, porque aquí vienen los turistas, entonces yo le digo, bueno, fulano pagan tanto. La cooperativa, porque ahí sí, yo sé de ella. No voy a saber, entonces, la cooperativa paga tanto. Está la asociación, estamos tan unificados con la cooperativa. Entonces, yo voy a pagar tanto. Entonces, yo trato aquí de aumentar siempre más, siempre más. Porque es que hay que darle valor. Entonces, bueno, es que me gasto sacar costo. El hilo me vale tanto. Se lleva tanto, me voy a dejar de hilo. La pita se lleva tanto. La mano de obra hay que pagarle tanto. La enjica hay que pagarle tanto. La empita hay que pagarle tanto. Y todo eso aumenta el costo. Y yo me demoro tanto tiempo tejiendo. Y con todo eso no llego al precio, porque mira, una maca de esa, uno te demora 15, 20 días. Porque eso, pero le tenemos que poner un ímite. Porque es que viene el proceso de que a ti te encargan la maca y diseñarla. Uno tiene que mirar, yo esta maca la voy a hacer. Eso es un día de trabajo. Comprar el hilo. Debanarlo. Y que ya no se tiende, debanarlo y echarlo y comenzar a paletearlo. En todo ese proceso se van 22 días. ¿Cuánto vale una marca hacerla? Por ejemplo, esta tiene un precio. Casi un mes. Casi un mes. Esta tiene un precio porque es dibujada, que ella tiene un precio porque es lisa, esta tiene un precio porque es lisa. Los individuales tienen un precio. O sea, eso es lo que se hace aquí en el taller. Y la gente que viene aquí a tejer, yo he tenido la experiencia porque es que uno tiene que, yo le digo, me voy a hacer una marca. ¿Cómo? No, así, así. Pero vienes aquí ahorita. No quieren venir. No quieren venir. Porque es una tradición que no tiene que trabajar en su casa. Pero eso se ha roto ya. Entonces, yo le digo, ¿cuánto me vas a tejer eso? Me dijo la señora. Ah, no, por ahí la pagan una marca, ¿verdad? Por ahí la pagan, en 60 mil pesos la tejen. Y ahora le digo, ¿eh? ¿Qué, aquí tienes y lo reponte a tejer bien? ¿Cómo vienes a tejer como tú quieras? Si nomás quieres venir a tejer tres horas en el día, eso es tu, porque ya vive ya nada. Bueno, yo me vengo tempranito y me voy a medir el día a cocinar. Ya no vengo más luz. Pero cuando me voy a parar, me voy a poner nada más y se ponen a tejer. Me saco la marca. Yo cuando los voy a pagar, yo les voy a tomar. 100 mil pesos. ¿O limpio? Es 60 mil pesos. Yo no voy a dar nada que es 60 mil pesos y por nada. Pero hay un algo que no sé qué pasa, que no viene más. ¿Qué será? ¿Conclusión que la gente no está acostumbrada a salir de su casa? Sí. A venir a tejer aquí. Porque yo, y yo les pago. Y yo, que hago el almuerzo, se lo regalo, no se lo cobro. Por aquí hay una parte que... Esto es mi que yo trabajo en esa parte. Y ellos allá le dan el almuerzo, pero se lo cobran. Debe ver si yo te acabo solo por un rato. ¿Qué buscas, mijo? Hilo crudo. ¿Qué vas a terminar aquí? Ya sí, no te cabes más nada. Deja esa vaina así... Así de ancho. Cuádrala. Me haces una tela. Cuádrala bien cuadraita, pa' ver cuánto te da. Si te da el ancho, me la teje así. Si no te da el ancho, me haces una tela. Ya esa es, sin cabezas, oye. No te vas a complicar la vida ni yo tampoco. Bien, otros muchachos, aquí hay unos muchachos que están estudiando en la universidad. Cuando vienen, cogen para el taller, tejen, se ayudan. Ya vamos a tener para su universidad. No te traen en vacación, hay bien. Entonces, así funciona este tema. Y estoy en la red de sociales. Sí, sí. Tengo mi tarjeta. Estoy legalizada. Y me piden por encargo. Entonces, Todo eso es un encargo. Hay cosas que no son encargos porque yo tengo que tener aquí porque me vienen turistas que me los trae el braco o me los trae Edgar porque ellos tienen un... de turismo organizado. Y personas que vienen independentes. ¿Qué les hago yo? Yo les explico todo, todo el proceso. Y si tengo este tema que está ahí armado, entonces yo me pongo el chat. Pero los paso a ellos, vengan y etcétera para que ven y valoren el trabajo. Cuando uno les pide este producto, vale tanto. Ellos lo compran y a veces pero para el trabajo que tiene, el teco no. Pero el valor que yo le pongo no es que tan poco muy alto, pero que tan poco le voy a perder. Claro. Esa es la historia del taller. Y aquí estamos. ¿Que tenga apoyo de la alcaldía? no me pregunto porque no lo tengo. No vienen. Que me llaman, como ahora me llamó un periodista, me hacen entrevistas como tú no tienes ni idea, ¿cierto? Pues te digo porque me dicen ay, que te vi, yo no poniendo televisión, yo no me veo. Pero ya yo sé que voy a salir adelante. Aquí vienen a grabar. O sea, ahora en agosto que hay ferias de aquí, ahí esto, yo vienen. O sea, allá tengo gente y tengo telares llenos acá y vengo hacia donde estoy. Paso así. Pero allá tengo una persona, que me está entendiendo. Este año, por primera vez, me invitó al Artesanías de Colombia para ir a la Feria Medellín. Me invitó para... ¿Cuánto de los gastos pagó? Me invitó para ir a Bogotá. Fui. Y ahí hoy tengo cliente. Y ya me llamo un poco pedido. Yo quiero una macacé. Me le puedes poner aquí. Todo lo que usted diga, yo voy sumando. Y cuánto vale, cuánto le vale, cuánto listo. O sea, nunca he podido decir que me han pedido rebaja por el proceso. Lo que yo quiero decir y concientizar a las personas para qué es valor en su producto. O sea, yo lo hago para que la gente valora. Ese es uno de los objetivos del taller. Pero, como te digo, al principio venían más jóvenes aquí.Ya vienen esporádico. Gente particular viene a aprender. Cuánto tiempo demora, al San Jacintero no le cobro. Enseño. Porque yo lo que busco es que la tradición San Jacintero no se pierde. Al que viene de fuera le cubro. Pero yo sé que tampoco lo voy a seguir. Puedes que aprendes para nosotros. Este oficio lo hacemos nosotros porque somos nosotros tradiciones. Yo sé que otra persona, un cachaco viene y quiere aprender y hace una y fuera. Y muchas personas, anteriormente, y compañeras mías dicen, yo no enseño porque yo voy a quedar sin trabajo, yo le digo eres bien boba. Tiene dicho con un cachaco que tenga un trabajo allá. Va a ponerse a hacer una hamaca. Se abra, una fajita para. Hey, personal, compra el hilo y se hace una fajita. Pero, si tú miras, todo mundo está tejiendo con aguja. Pero si tú te das cuenta en telar vertical no todo mundo teje. Tiene que ser aquí. ¿Quién va a poner esta estructura en una ciudad? Y no hay espacios tampoco. Yo he ido a Cartagena, a cámara de comercio, hacer exposiciones, ya tienen telar todo y todo, me dan, entonces se les hace una explicación a los turistas que llegan ahí, unos, dos días, me pagan mi tiempo ya. Yo sé que esa gente no va a aprender, a veces la nada más que… ya se van porque ya ellos en barco lo están esperando aquí. Y yo le tengo claro a mis compañeras, enseñemos. Mira, si nosotros explicamos, se valora el producto. Porque no es lo mismo que alguien venga aquí y compre una hamaca en la variante, la guinda en su casa, pero no sabe cuánto tiempo lleva uno, qué gana uno como artesano, qué es lo que tenemos que dar a valorar, el tiempo. claro. Sabroso, acostarte tú en una hamaca pero que tú no te sabes el origen pero cuando ya tú te sabes el origen tu valoras eso sí entonces hay que buscar son esas cosas eso sí y por eso es que es para enseñar porque ahí yo les estoy enseñando.

Entrevista

Olivia Carmona | Tejedora

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Empecemos por lo primero. Por lo primero, por el comienzo. Listo. Bueno, como la artesanía de San Jacinto es tradición, netamente tradicional, vienen de nuestros ancestros, los indígenas en Ue. Nos dejaron ese gran legado y hermoso legado cultural. Ellos eran una comunidad muy grande y se dividieron entre grandes, casi cascos, saludos para ser muy centrales. Agricultura, pesca y tejeduría. Nosotros tuvimos la dicha de que nos quedó la tejeduría. Que viene de Morroa y San Jacinto. Morroa también hay un pueblito que es San Luis, porque hay su origina, porque ahí fue que se ubicaron primero los indígenas, y después, cuando ya se fundan San Jacinto, fueron trasladados. Ellos se iban, no son nómanas, ellos se iban, volvían y los traían. Para poderlo distinguir, le cortaron el cabello, para cuando se escapaban. Esto es que los indios todos se parecen. Este es el principio de la historia. De ahí la casica comienza a ser manta, porque se cultivaba por territorio, se cultivaba directamente el algodón. Entonces traían el algodón, le hacían todo el proceso de limpieza, tenían unos hoso y los hidaban, y de ahí sacaban el hilo, y hacían mantas. Esas mantas las utilizaban solamente para la casica. Si se morían, las enterraban en vueltas y eso debe ser el funeral. Bueno, ya más tarde comenzó a avanzar, los indígenas comenzaron, pero quedó la cultura y San Jacinto. Primero morró hacia poder ver la cultura y después San Jacinto también sigue con la tradición del tejido en telar vertical. Y ya eso viene de generación en generación, o sea de nuestro abuelo, y no lo van transmitiendo y transmitiendo y transmitiendo. Anteriormente, casi todas las casas, si habían cinco mujeres, tenían que haber cinco telares, porque apenas uno iba creciendo, primero le enseñaban a las pajitas, y más tarde ya se hacía una telita más grande, una camalquita pequeña. Desde muy niña, porque nosotros nos levantamos viendo tejer, y entonces uno se entrequiera. Antes no había esa tecnología, entonces lo único era jugar con muñecas, y con las muñecas, acostarlas en amaca, que es una vida muy hermosa, esa infancia que tuvimos, al menos yo que la viví. Y entonces nos poníamos a aneciar, yo digo que aneciar en palabras mía, porque las casas eran de vareque, las casas de San Jacinto eran de vareque, y siempre cuando hacían las paredes, como eran con latas de coroso, siempre quedaban unas punticas así afuera de la pared, entonces nosotros cogíamos los siglos, y comenzábamos, y que hacía la equi, o sea, hacer esa traba, nada más, porque nada más quedaban dos palos, y nosotros comenzábamos ahí, y esta es una raca ahí, ese eran los juegos. Cuando ya uno tenía cinco, seis años, ya entonces la tía, la abuela, o la mamá, ella va la maquita, y uno veía, y la fajita, una fajita así, y uno comenzaba a tejer, no la hacía perfecta, de una, pero ahí fue, ahí fue, ahí fue mejorando. Cuando ya, ya tuve, póngale ocho, nueve años, diez, ya yo hacía amaquitas pequeñas, yo la salí a vender al sector labariante, con mis compañeras de barrio, yo no vivía aquí, sino en el otro barrio, y tejíamos todas, cada uno en su casa, y vamos a venderle a la maquita, vamos a venderle a la maquita, el abuelo nosotros le hacía las cabecitas, y a la maquita también se ha empezado. íbamos a vender a Zamaquita. Lo que vendíamos a Iramaquita y la Faja, comprábamos el hilo, y lo que nos quedaba era para los lápiz, que no existía el cuaderno, que llevaba plata en colegio, o para hacer. Antes uno no comía merienda, no sabía qué cosa era eso, pero si en el colegio lo enseñaban a hacer una alcancía, porque viene el día de la madre, entonces uno le metía a la profesora, de qué lo sacamos, de lo que nosotros hacíamos y vendíamos. Y si nos faltaba más, ahí estávamos, papá. Así empezamos. Cuando ya yo tuve 12, 13 años, ya mi tía, entonces me echó una mata. Y me dijo, bueno, tienes una mata para que la te hagas, porque ya tú sabes, ya te jio. Así como se te deja la faa, y ella me indica. Y yo ahí me demoré un buen tiempo porque yo estudiaba, entonces era en los raticos que tenía libre, porque estudiaba, hacía las tareas en la noche y cuando venía del colegio cogía la paleta, pero mi primera marca la empecé de 12 años. Y ya, bueno, a mí me gustó, porque eso también me gustó, porque quedan muchas personas que no le gustan la tejeduría. Entonces, como a mí me gustó, entonces yo seguí, yo seguí, yo seguí. Terminé mi estudio. Ah, entonces no quise estudiar bachillerato. O termine la primaria, no quise estudiar bachillerato. Pero aquí había un colegio de monja y yo dije que yo era perpolitécnico en las monjas, porque a mí me gustaba lo que era manualidad. Ahí ponía uno a abordarse. Entonces, ahí termine mi tercero de politécnico, que no llegaba hasta tercero y termine. Me llevaron mis papás para barranquilla, duré un tiempo allá. Y que me trabajaba, no me acomodé, no me gustó. Me les vine, porque nosotros no creamos más con mi abuela, porque ellos trabajaban para el Atlántico, nosotros aquí estoy. Me vine y ya comencé mi... ¿A teje? ¿A teje? Me enamoré. Nos casamos, me casé desde 18 años. Tuve mi familia. Estando en eso siempre me gustaba escuchar y las reuniones que hacían las artesanas, para que vengan las artesanas que se reunían, para mejorar, para mejorar, porque siempre la artesanía la pagaba muy barata. Entonces, cuando a mí me mandaba mi abuelita a comprar café, yo me quedaba en las casas donde había reunido por el bar, porque la hacían el bar. Yo yo voy a ver qué. Y a mí me gustó y me gustó y me gustó. Después, bueno, yo empecé trabajando en grupo, artesanas de Colombia, traía hilos, tenía la casa en la variante artesanas de Colombia, ella traía hilos, mandaba a Buscato y que toda la comunidad de San Jacinto que quería trabajar. Y yo siendo muy joven, yo me iba. Y yo pedía, pero como era menor de edad y daban carne, entonces personas mayores me acogían y me daban hilos. Yo traía, le traía a mi mamá, mi hermana y yo y pegíamos, y pegíamos, y pegíamos, y llevábamos. De ahí me fue estando estar en la organización. Después de eso, como ya me conocía desde San Jacinto de Colombia, aquí en el Instituto Técnico Vocacional abrieron la modalidad de artesanía. Entonces, a nosotros nos nombraron cuatro personas, cuatro maestras artesanas para dictar clases en el Instituto. Y ahí duramos como dos años y nos pagaba Artesanías de Colombia. Más tarde, al de San Jacinto de Colombia, dijo que ya iba a dejar de pagarnos para que nos cogiera el mismo colegio. Para pagarnos artesanías de Colombia, tenía que ser por medio de una organización, no a nivel personal. Entonces, estando ya en el vocacional, nos dijeron que nos teníamos que entrar a una organización. Entonces conseguimos la organización que es la Cooperativa Artesana de San Jacinto, fuimos, nos imprimimos, dimos nuestro aporte y nos quedamos ahí. De ahí, si os terminamos ya, nos retiramos de dar clases por motivos que se presentaron. Entonces nos quedamos ya todas esas personas que estamos dando clases, nos quedamos en la misma organización que es la cooperativa de artesanos y esas naciones. Ahí yo fui gerente, fui tesorera, cogí varios cargos administrativos. ¿Hizo de todo? Sí, me fui por la parte administrativa. Uno en cooperativa o en organizaciones se prepara mucho. Entonces ahí nos avanta ayeres y nos preparamos entonces con estabilidad y todo. Bueno, ahí hice toda mi vida, tuve mis hijos y todo eso. Y seguí, seguí ya de la cooperativa. Después, tan de la cooperativa conformamos un grupo más grande de artesanos, que fue la red de artesanos de la costa atlántica. Y ahí cogió guajira, chimichagua, azucre. O sea, invocamos mucho y hicimos una red de artesanos de la costa atlántica. Ahí estuve yo metida en eso. Ya después eso se acabó por motivo de no haber recurso porque las entidades como Alcaldía y eso no nos vayan. Y nunca nos han apoyado el sector. Nosotros trabajamos, seguimos trabajando y trabajando. Después, bueno, ya más tarde en el 2017 vino una convocatoria ya de gobierno para las comunidades que fueran tradicionales en cualquier arte. Entonces hacían unos talleres. Ahí nos escribimos siete muestras artesanas. Y de ahí, bueno, eso fue una cantidad de preguntas, cantidad de investigación, cantidad de preparación. Y hicieron como un sorteo por puntaje. Y que tuviera más puntaje. La ubicación que hubiera un terreno, que tuviéramos lo que llamamos los patios en las casas grandes. Y cerca de la ubicación, cerca del parque, bueno, hubieron muchas condiciones. Y gracias a Dios, yo salí favorecida. Uno que me favoreció la cercanía de estar, que tenía todo este lote, porque nosotros mamás teníamos la casita aquella. Dos piezas en el estado de Anivera para allá. Lo demás era un lote, entonces al ver el lote grande, esto todavía está allá. Entonces ahí salí favorecida como maestra artesana de ahí me gané el taller. Este taller lo empezaron a elaborar en el 2018, que ya yo salí favorecida. Yo salí favorecida un 17 de noviembre del 2017. Y en el 2018 comenzaron a construir. Me construyeron este primer. Entonces se hizo mucha publicidad en la comunidad para que vinieran jóvenes. Eso no es fácil, porque la juventud no quiere. Hay otras cosas, ya que eso es para nosotros los viejos, que ya hay otras, ¿por qué? Pero sí hay un motivo que yo le doy mucho la razón al joven, el malpago del tejido nuestro. Las que ganan no somos nosotras, las que hacemos. Quien que gana es el que la comercializa y a unos otros no las pagaba barata yo me acuerdo que Aquí el centro en la variante del puro sangacintero Y ya estar ahí que que me dirás es mentira ese puro sangacintero y ellos eran los que le venían como estaban en la variante Le venían a comprar el pueblo las amaca Pero si uno va a vender una maca ellos le decían te voy a dar tanto y te la apagó en el telado porque aquí la gente La señora por ejemplo mi tía y mi abuela ellos trabajaban en compañía cuando viene a la compañía de tabaco Entonces era una fuente de trabajo entonces ya dejaban de tejer y ganaban más ya cuando se acababa eso volvían a coger su hilo Y volvían entonces los compradores le decía este para que no me venda la maca yo te voy a pagar tanto se la pagaban por adelantado pero Anó al precio justo Entonces cuando ya no por ejemplo nosotros ya comenzamos a Mirar a sacar costo a dar eso Aquí están estafando yo entonces me voy a mi abuela y a mi tía le estafaron Entonces eso es la idea Que que van teniendo los jóvenes y todavía es el momento que aquí pagan la mano de obra Barata Bueno cuando ya viene el taller y ya comenzamos me del pío 12 me mandaban los alumnos Y ya comenzamos y ya yo a dialogar con ellos en acá no que mi casa te sigan pero yo no tejo por esto Por qué no te no porque eso lo paga muy rato mi mamá Dice que ya no gana nada que te quedas en cansancio yo le dije bueno pero Ya como ya yo estoy editando clases de tejeduría pero yo les decía pero es que hay que sacar costos Pero es que las señoras de antes no lo hacían porque no lo sabían para eso están aquí los jóvenes para ayudar no sea hay forma de motivación Yo digo el precio lo tiene que sacar uno si tú sacas costo tú tienes que saber cuánto te vas a ganar la mano de obra Y así es la forma de aumentar lo pero eso aquí en este pueblo no es fácil No es fácil porque la cultura está así entonces no uno de una tarea te voy a pagar tanto vez yo le digo ya le voy a pagar tanto no te ponen precios, no te voy a dar tantas. Es. Bueno, con el taller, el objetivo del taller es enseñar, pero aumentar, valorar el producto que tenemos, darle el valor real que tiene. Entonces, ¿qué tuvimos que hacer aquí? Como siempre toda persona que mira más allá. Entonces, ¿cómo te venía diciendo? Entonces, ya ahí viene todo este gran proceso. Entonces, yo le explico a los muchachos que vienen. Ese hizo una investigación de mercado, porque entonces hay que descansar. Entonces, comenzamos a investigar. Uno que ya está en organizaciones y todo sabe cómo son los precios, que tiene las organizaciones, pero sabe cómo son los precios que tiene la persona independiente. Entonces, ahí cuando llegamos, las personas independientes pagan súper barato, ¿cierto? Ya las organizaciones pagan un poquito más. Entonces, yo me baso en esa investigación de mercado, y cuando ya tengo el personal preparado y gente que quiere quedarse a tejer, porque la idea es que aquí teje a la gente, porque aquí vienen los turistas, entonces yo le digo, bueno, fulano pagan tanto. La cooperativa, porque ahí sí, yo sé de ella. No voy a saber, entonces, la cooperativa paga tanto. Está la asociación, estamos tan unificados con la cooperativa. Entonces, yo voy a pagar tanto. Entonces, yo trato aquí de aumentar siempre más, siempre más. Porque es que hay que darle valor. Entonces, bueno, es que me gasto sacar costo. El hilo me vale tanto. Se lleva tanto, me voy a dejar de hilo. La pita se lleva tanto. La mano de obra hay que pagarle tanto. La enjica hay que pagarle tanto. La empita hay que pagarle tanto. Y todo eso aumenta el costo. Y yo me demoro tanto tiempo tejiendo. Y con todo eso no llego al precio, porque mira, una maca de esa, uno te demora 15, 20 días. Porque eso, pero le tenemos que poner un ímite. Porque es que viene el proceso de que a ti te encargan la maca y diseñarla. Uno tiene que mirar, yo esta maca la voy a hacer. Eso es un día de trabajo. Comprar el hilo. Debanarlo. Y que ya no se tiende, debanarlo y echarlo y comenzar a paletearlo. En todo ese proceso se van 22 días. ¿Cuánto vale una marca hacerla? Por ejemplo, esta tiene un precio. Casi un mes. Casi un mes. Esta tiene un precio porque es dibujada, que ella tiene un precio porque es lisa, esta tiene un precio porque es lisa. Los individuales tienen un precio. O sea, eso es lo que se hace aquí en el taller. Y la gente que viene aquí a tejer, yo he tenido la experiencia porque es que uno tiene que, yo le digo, me voy a hacer una marca. ¿Cómo? No, así, así. Pero vienes aquí ahorita. No quieren venir. No quieren venir. Porque es una tradición que no tiene que trabajar en su casa. Pero eso se ha roto ya. Entonces, yo le digo, ¿cuánto me vas a tejer eso? Me dijo la señora. Ah, no, por ahí la pagan una marca, ¿verdad? Por ahí la pagan, en 60 mil pesos la tejen. Y ahora le digo, ¿eh? ¿Qué, aquí tienes y lo reponte a tejer bien? ¿Cómo vienes a tejer como tú quieras? Si nomás quieres venir a tejer tres horas en el día, eso es tu, porque ya vive ya nada. Bueno, yo me vengo tempranito y me voy a medir el día a cocinar. Ya no vengo más luz. Pero cuando me voy a parar, me voy a poner nada más y se ponen a tejer. Me saco la marca. Yo cuando los voy a pagar, yo les voy a tomar. 100 mil pesos. ¿O limpio? Es 60 mil pesos. Yo no voy a dar nada que es 60 mil pesos y por nada. Pero hay un algo que no sé qué pasa, que no viene más. ¿Qué será? ¿Conclusión que la gente no está acostumbrada a salir de su casa? Sí. A venir a tejer aquí. Porque yo, y yo les pago. Y yo, que hago el almuerzo, se lo regalo, no se lo cobro. Por aquí hay una parte que... Esto es mi que yo trabajo en esa parte. Y ellos allá le dan el almuerzo, pero se lo cobran. Debe ver si yo te acabo solo por un rato. ¿Qué buscas, mijo? Hilo crudo. ¿Qué vas a terminar aquí? Ya sí, no te cabes más nada. Deja esa vaina así... Así de ancho. Cuádrala. Me haces una tela. Cuádrala bien cuadraita, pa' ver cuánto te da. Si te da el ancho, me la teje así. Si no te da el ancho, me haces una tela. Ya esa es, sin cabezas, oye. No te vas a complicar la vida ni yo tampoco. Bien, otros muchachos, aquí hay unos muchachos que están estudiando en la universidad. Cuando vienen, cogen para el taller, tejen, se ayudan. Ya vamos a tener para su universidad. No te traen en vacación, hay bien. Entonces, así funciona este tema. Y estoy en la red de sociales. Sí, sí. Tengo mi tarjeta. Estoy legalizada. Y me piden por encargo. Entonces, Todo eso es un encargo. Hay cosas que no son encargos porque yo tengo que tener aquí porque me vienen turistas que me los trae el braco o me los trae Edgar porque ellos tienen un... de turismo organizado. Y personas que vienen independentes. ¿Qué les hago yo? Yo les explico todo, todo el proceso. Y si tengo este tema que está ahí armado, entonces yo me pongo el chat. Pero los paso a ellos, vengan y etcétera para que ven y valoren el trabajo. Cuando uno les pide este producto, vale tanto. Ellos lo compran y a veces pero para el trabajo que tiene, el teco no. Pero el valor que yo le pongo no es que tan poco muy alto, pero que tan poco le voy a perder. Claro. Esa es la historia del taller. Y aquí estamos. ¿Que tenga apoyo de la alcaldía? no me pregunto porque no lo tengo. No vienen. Que me llaman, como ahora me llamó un periodista, me hacen entrevistas como tú no tienes ni idea, ¿cierto? Pues te digo porque me dicen ay, que te vi, yo no poniendo televisión, yo no me veo. Pero ya yo sé que voy a salir adelante. Aquí vienen a grabar. O sea, ahora en agosto que hay ferias de aquí, ahí esto, yo vienen. O sea, allá tengo gente y tengo telares llenos acá y vengo hacia donde estoy. Paso así. Pero allá tengo una persona, que me está entendiendo. Este año, por primera vez, me invitó al Artesanías de Colombia para ir a la Feria Medellín. Me invitó para... ¿Cuánto de los gastos pagó? Me invitó para ir a Bogotá. Fui. Y ahí hoy tengo cliente. Y ya me llamo un poco pedido. Yo quiero una macacé. Me le puedes poner aquí. Todo lo que usted diga, yo voy sumando. Y cuánto vale, cuánto le vale, cuánto listo. O sea, nunca he podido decir que me han pedido rebaja por el proceso. Lo que yo quiero decir y concientizar a las personas para qué es valor en su producto. O sea, yo lo hago para que la gente valora. Ese es uno de los objetivos del taller. Pero, como te digo, al principio venían más jóvenes aquí.Ya vienen esporádico. Gente particular viene a aprender. Cuánto tiempo demora, al San Jacintero no le cobro. Enseño. Porque yo lo que busco es que la tradición San Jacintero no se pierde. Al que viene de fuera le cubro. Pero yo sé que tampoco lo voy a seguir. Puedes que aprendes para nosotros. Este oficio lo hacemos nosotros porque somos nosotros tradiciones. Yo sé que otra persona, un cachaco viene y quiere aprender y hace una y fuera. Y muchas personas, anteriormente, y compañeras mías dicen, yo no enseño porque yo voy a quedar sin trabajo, yo le digo eres bien boba. Tiene dicho con un cachaco que tenga un trabajo allá. Va a ponerse a hacer una hamaca. Se abra, una fajita para. Hey, personal, compra el hilo y se hace una fajita. Pero, si tú miras, todo mundo está tejiendo con aguja. Pero si tú te das cuenta en telar vertical no todo mundo teje. Tiene que ser aquí. ¿Quién va a poner esta estructura en una ciudad? Y no hay espacios tampoco. Yo he ido a Cartagena, a cámara de comercio, hacer exposiciones, ya tienen telar todo y todo, me dan, entonces se les hace una explicación a los turistas que llegan ahí, unos, dos días, me pagan mi tiempo ya. Yo sé que esa gente no va a aprender, a veces la nada más que… ya se van porque ya ellos en barco lo están esperando aquí. Y yo le tengo claro a mis compañeras, enseñemos. Mira, si nosotros explicamos, se valora el producto. Porque no es lo mismo que alguien venga aquí y compre una hamaca en la variante, la guinda en su casa, pero no sabe cuánto tiempo lleva uno, qué gana uno como artesano, qué es lo que tenemos que dar a valorar, el tiempo. claro. Sabroso, acostarte tú en una hamaca pero que tú no te sabes el origen pero cuando ya tú te sabes el origen tu valoras eso sí entonces hay que buscar son esas cosas eso sí y por eso es que es para enseñar porque ahí yo les estoy enseñando.

Entrevista

Colilo Lara | Tambores

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Bueno, este es la casa, vamos a empezar, la casa del señor José Lara, ya fallecido, maestro. Él y Juan Lara eran hermanos. Toño Fernández, era familia de ellos. Ellos impusaron la gaita. Les dieron a conocer más. La gaita indígena, la gaita es de todas partes. Pero estos tres señores le dieron el impulso de la gaita. La gaita era muda, instrumental, nada más, instrumental. Este señor que está aquí le puso la letra, le puso la letra y le gustó la letra y escribió la letra gustándole a todos; a las agrupaciones, a todos. Los instrumentos que ellos utilizaban eran el tambor alegre, un llamador, un par de gaitas y una maraca. Todos los instrumentos que ellos.. vea. Pero en esta agrupación vino un señor de Sopla Viento que tocaba la tambora. Era música de pajarito. Y otra vez, vino otra cosa, le dieron la música de gaita de pajarito, que es puro canto. Nada de gaita, si no puro tambor... pa, pa pa. Esa es la música de pajarito. Y el señor se llamaba Catalino Carras, integrante de los gaiteros de San Jacinto también. Puso la tambora y le gustó la tambora a todos. Después se la incluyó más. Hay cuachos, se le incluyó otro instrumento a la música de gaita. Pero la típica, típica es el tambor, llamador, un par de gaitas, hembra y macho, y una maraca. Y sobre eso uno hace más poner la tambor pequeña, más pequeña, el tambor pequeño, más pequeñas, y todo, tal cual. Sí, que los tres instrumentos son el tambor, la tambora, llamador; tres instrumentos de cuero. después vienen los instrumentos de viento que es el par de gaita, hembra y macho. Y la maraca. La madera bueno la madera se utilizaba... ellos utilizaban la madera de bal. Era una madera especialmente porque es trabajado a puro pulmón. balso, era más suave y es más fácil para cargar. Esta es otra madera, otra clase de madera, entonces se utilizaba esa madera porque era más bachita y más suave para trabajar. Ahora se está trabajando con bastante materiales de madera. Esta madera viene de criadero. Se pone cuero de venado, de chivo o de carnero. Ponen bejuco en los aros, bejuco y un aro de alambre, cañamo y las cuñas que son de guácimo. Ese es todo los integrantes que llevan las... otra cosa, las maracas. Son de totumo cimarrón con una frutica que se llama tura. Tuira es una frutica que es una cuestión de los indios que lo incluyeron ellos, y muy buena. Buena esa. Porque entre más uso le dé a la maraca, la frutica esa, la tuira, dura más; es más dura, pues. Es más resistente y todo. Yo tengo 55 años de estar dedicándome a estos instrumentos. Porque esto no era comercial. Esto solamente lo hacía mi papá, era el tambor alegre y el llamador. Pero nosotros nos quedamos con esta herencia. Y con esto hemos criado a la familia de uno, mis hijos, politos, toitos, los varones, todos saben esto, esta tradición de instrumentos.

Entrevista

Colilo Lara | Tambores

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Bueno, este es la casa, vamos a empezar, la casa del señor José Lara, ya fallecido, maestro. Él y Juan Lara eran hermanos. Toño Fernández, era familia de ellos. Ellos impusaron la gaita. Les dieron a conocer más. La gaita indígena, la gaita es de todas partes. Pero estos tres señores le dieron el impulso de la gaita. La gaita era muda, instrumental, nada más, instrumental. Este señor que está aquí le puso la letra, le puso la letra y le gustó la letra y escribió la letra gustándole a todos; a las agrupaciones, a todos. Los instrumentos que ellos utilizaban eran el tambor alegre, un llamador, un par de gaitas y una maraca. Todos los instrumentos que ellos.. vea. Pero en esta agrupación vino un señor de Sopla Viento que tocaba la tambora. Era música de pajarito. Y otra vez, vino otra cosa, le dieron la música de gaita de pajarito, que es puro canto. Nada de gaita, si no puro tambor... pa, pa pa. Esa es la música de pajarito. Y el señor se llamaba Catalino Carras, integrante de los gaiteros de San Jacinto también. Puso la tambora y le gustó la tambora a todos. Después se la incluyó más. Hay cuachos, se le incluyó otro instrumento a la música de gaita. Pero la típica, típica es el tambor, llamador, un par de gaitas, hembra y macho, y una maraca. Y sobre eso uno hace más poner la tambor pequeña, más pequeña, el tambor pequeño, más pequeñas, y todo, tal cual. Sí, que los tres instrumentos son el tambor, la tambora, llamador; tres instrumentos de cuero. después vienen los instrumentos de viento que es el par de gaita, hembra y macho. Y la maraca. La madera bueno la madera se utilizaba... ellos utilizaban la madera de bal. Era una madera especialmente porque es trabajado a puro pulmón. balso, era más suave y es más fácil para cargar. Esta es otra madera, otra clase de madera, entonces se utilizaba esa madera porque era más bachita y más suave para trabajar. Ahora se está trabajando con bastante materiales de madera. Esta madera viene de criadero. Se pone cuero de venado, de chivo o de carnero. Ponen bejuco en los aros, bejuco y un aro de alambre, cañamo y las cuñas que son de guácimo. Ese es todo los integrantes que llevan las... otra cosa, las maracas. Son de totumo cimarrón con una frutica que se llama tura. Tuira es una frutica que es una cuestión de los indios que lo incluyeron ellos, y muy buena. Buena esa. Porque entre más uso le dé a la maraca, la frutica esa, la tuira, dura más; es más dura, pues. Es más resistente y todo. Yo tengo 55 años de estar dedicándome a estos instrumentos. Porque esto no era comercial. Esto solamente lo hacía mi papá, era el tambor alegre y el llamador. Pero nosotros nos quedamos con esta herencia. Y con esto hemos criado a la familia de uno, mis hijos, politos, toitos, los varones, todos saben esto, esta tradición de instrumentos.

Miradas del territorio

Miradas del territorio
Mira con respeto. Mira como quien regresa.

Mira con respeto. Mira como quien regresa.

Sonidos del monte

Aquí resuenan gaitas, tambores, décimas, himnos invisibles que sostienen al pueblo.